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gido general hoy mismo". Después de haber gobernado la Orden por algún tiempo con fidelidad y prudencia, el hermano Crescencio pidió ser removido del oficio; luego fue nombrado obispo de su ciudad natal 52 • 89. Adición. Este hermano Rodolfo de Reims, in– glés, después de largos trabajos volvió a Ingla– terra y murió santamente en Salisbury, des– pués de haberse dedicado por largo tiempo a la contemplación. El contaba que mientras san Francisco iba caminando a lo largo de un ca– mino con un viento helado, se desanimó. Des– pués, recobró el ánimo, subió a la montaña y se despojó de su hábito, y, volviéndose hacia el viento, se dijo a sí mismo que habría estado mejor si hubiera tenido la túnica. 90. Le sucedió el hermano Juan de Parma 53 , uno de los más celantes de la Orden, que en París había leído las sentencias como bachiller "cursor". Fue a In– glaterra en tiempos del hermanos Guillermo de Nottin– gham y celebró un Capítulo provincial en Oxford, y vol– vió a conducir a la unidad a los hermanos que querían preceder a los otros sosteniendo ideas peregrinas. Luego 52 Hermano Crescencio de Jesi, elegido ministro general en el Capítulo de Génova en 1224, en el que se ordenó a todos los hermanos que enviaran por escrito sus recuerdos sobre san Fran– cisco, rigió la Orden solamente durante tres años. En su provin– cia había sido muy enérgico contra un movimiento sectario de los hermanos: de aquí la oposición de los mismos, y las frecuen– tes acotaciones de descrédito y reprobación que se -~ncuentran en las obras de los Espirituales, y en otras, incluso en Salimbe– ne (cfr. Chronica XXIV general11um, en AF, III, pp. 261-269). 53 Elegido en el Capítulo de Lyon de agosto de 1247. Cfr. Salimber:.e, nn. 41-44. La observación que sigue enseguida, en cuanto a la ciencia de los hermanos, no es nota de reproche, sino alusión a la gran "cuestión": Utrum Deus sit. 136