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79. Más tarde, en vista de que el hermano Elías era motivo de turbación para toda la Orden con su amor por las comodidades y con sus modos violentos, el her– mano Haymón de París presentó una apelación en su contra; y aunque el hermano Elías estuviera en contra, muchos ministros y muchos hermanos, de virtud pro– bada, de las provincias cismontanas, convinieron en celebrar un Capítulo general, mientras el hermano Ar– nolfo, penitenciario del papa Gregario IX, era encarga– do de los asuntos de la Orden ante la curia. Después de largas discusiones, fueron escogidos de toda la Orden hermanos con el encargo de preparar una reforma. Cuando el proyecto estuvo listo, se leyó en presencia del Papa en el Capítulo general, en el que estaban presen– tes también siete cardenales 49 • El Papa pronunció un sermón sobre la estatua de oro que vio Nabucodonosor, tomando corno terna el versículo: "Oh :rey, los pensa– mientos que agitaban tu mente en el lecho ... " (Dn 2,29). Acabado el discurso, el hermano Elías comenzó a excusarse aduciendo que los hermanos, cuando lo eli– gieron general, estaban de acuerdo en que comiera oro y tuviera un caballo si su mala salud lo hacía necesario; pero ahora lo acusaban, escandalizados por su conducta. El hermano Haymón quiso responderle, pero el Papa no lo consintió, hasta que el cardenal Roberto de Somer– cotes le dijo: "Señor Papa, este es un hombre sabio; es bueno que lo escuches porque es conciso en el hablar". 80. Se levantó, pues, el hermano Haymón casi inti– midado y tembloroso, mientras que Elías se sentaba del todo tranquilo e imperturbable, al menos así lo parecía. 49 Es el Capítulo del 15 de mayo de 1239, sobre el que tam– bién se extiende Jordán de Giano (cfr. nn. 63-68). 130
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