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El día de Pascua, viendo una gran muchedumbre en la iglesia parroquial donde los hermanos asistían a la Misa, porque todavía no tenían una capilla para ellos, el hermano Haymón dijo al custodio, un laico llamado hermano Bienvenido, que, si le parecía, predicaría al pueblo para que nadie comulgara en pecado mortal. El custorio, inspirado por el Espíritu Santo, le ordenó pre– dicar. Y el hermano Haymón predicó de manera tan conmovedora, que muchos decidieron diferir la Comu– nión hasta que no tuvieran la oportunidad de confesar– se. Permaneció en la iglesia durante tres días escuchan– do las confesiones y confortando a todo el pueblo. 32. Como ya se ha dicho, cuando los hermanos lle– garon a Inglaterra, vino también este hermano, y me– diante la predicación y las discusiones escolásticas y principalmente, granjeándose la simpatía de muchos prelados, pudo ser muy útil a la simplicidad de los pri– meros hermanos. Era tan cortés y elocuente que lo– grabg, ser aceptado incluso por aquéllos que no veían la Orden con buenos ojos. Por esta razón fue primera– mente elegido custodio de París, después lector en Tours, Bolonia y Padua. Posteriormente, el Papa Gregario, de piadosa UJ.emoria, lo envió en misión diplomática a Gre– cia ante el emperador Vatacio, junto con el hermano Ro– dolfo de Reims, de feliz memoria. 33. El hermano Haymón hizo remover del provin– cialato al hermano Gregario de Nápoles, entonces mi– nistro de Francia, a causa de sus abusos, y, por justo juicio de Dios, lo hizo encarcelar, liberando a aquéllos que el ministro había encerrado injustamente en la cárcel. Sostenido por una singular ayuda de Dios, hizo deponer asimismo al hermano Elías, que era ministro general, con motivo de sus escándalos y de la tiranía 100

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