BCCCAP00000000000000000000748

Este, incluso cuando estaba en el clero secular, lle– vaba siempre el cilicio hasta las rodillas y daba muchos otros ejemplos de austeridad. Por esta razón, con el tiempo se puso tan débil y delicado que a duras penas hubiera podido sobrevivir sin usar ropas delicadas y cá– lidas. Un día tuvo esta visión: se encontraba en Fa– versham y predicaba en la iglesia ante el crucifijo, y he aquí que del cielo bajó una cuerda; él la tomó y así fue halado al cielo. Cuando vio a los hermanos menores en París, recordando la visión, recobró la fuerza y, reaccio– nando contra la propia debilidad, convenció con mucha delicadeza a su compañero, el maestro Simón de Sand-– wich y a otros dos famosos maestros, que predicasen a nuestro Señor Jesucristo, mientras él celebraba la Misa, implorando que le revelase lo que era mejor para su sal– vación. Y en vista de que a todos ellos les pareció que la mejor elección era la profesión de los hermanos me– nores, para asegurarse mejor fueron donde el hermano Jordán, Maestro de los hermanos predicadores, de santa memoria, conjurándole que les dijese con fidelidad cuál era el mejor consuelo según su conciencia. Este, que es– taba, en verdad, inspirado por Dios, confirmó con su consejo la elección hecha. Y de esta manera, los cuatro se presentaron ante el ministro provincial, hermano Gregorio de Nápoles 2 -3, quien los recibió en Saint-Denis, después que Haymón hubo predicado, el viernes santo, sobre el versículo: Cuando el Señor hizo volver a los cau– tivos de Sión, nos parecía soñar (Sal 125,1); y con gran gozo recibieron el hábito franciscano. 23 Gregorio de Nápoles fue vicario de san Francisco junto con el hermano Mateo de Narni, cuando éste se ausentó para ir a Egipto y Tierra Santa. Fue también provincial de Francia de 1223 a 1233. 99

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz