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consolidación, en el. interior de la cual se inscriben y es– criben. Este es especialmente el caso de Jordán de Giano y Eccleston, que son ajenos a toda preocupación inter– pretativa o propósito polémico, cosa que no siempre su– cede con las "leyendas" posteriores, que nos transmiten muchas veces un san Francisco releído e interpretado por sus autores, dentro de. un contexto polémico. Naturalmente, la perspectiva de los cronistas está limitada al campo de su propia experiencia persona.Z, si bien .no siempre son actores o testigos directos de los he– chos que relatan, por lo que, con frecuencia, se remiten al testimonio de otros hermanos, como lo hace el mismo Celano, cuya Vida primera es la fuente más importante para la historia de san Francisco y la primitiva comuni– dad franciscana. Dentro de sus limitaciones, el aporte de los cronis– tas al conocimiento de la proyección real de la Fraterni– dad franciscana a partir de la primera generación, cuya experiencia es por muchas razones singular e irrepetible, es de gran importancia para evitar una imagen idealiza– da del estilo de vida de la fraternidad menor en los co– mienzos. La "Chronica fratris Jordani" o Crónica de Jordán de Giano fue dictada por el mismo, ya anciano, a un her– mano amanuense, en el convento de Halberstadt el año 1226, cuarenta después de su viaje a Alemania. Se trata precisamente de aquel hermano que, por casualidad, y de mala gana, se vio agregado a último momento al gru– po de los expedicionarios, designados en el Capítulo de las Esteras, cuando Francisco "se acordó de pronto que la Orden no estaba implantada en Alemania" ( Cróni– ca, 17). 8

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