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96 FRAY CANDIDO DE VIÑAYO, O.F.M. CAP. día predicar sintió la más profunda contrición por los desórdenes de su vida pasada. Así, todo com– pungido, se fue a confesar con el mismo Santo, pero apenas podía pronunciar palabra alguna. Entonces, el Santo quiso demostrarle que su arrepentimiento era verdadero, y por ello Dios le perdonaba todos sus pecados. Le dijo al joven que escribiese todos aquellos pecados en un papel. Después de escribir– los el joven se fue a entregar el escrito a Fray Anto– nio. Mas apenas puso el Santo en el papel los ojos desaparecieron totalmente las palabras en él escri– tas, y el papel quedó en blanco por completo. En– tonces, el Santo dijo al joven, con amabilidad evan– gélica: -Hijo mío, así como han desaparecido tus pe– cados escritos en el papel, así también se han bo– rrado del libro de tu vida. El fruto espiritual obrado en las almas por Fray Antonio era objeto de rabia por parte de Satanás, y por eso hacía en ocasiones cuanto podía por distraer al auditorio, cuando el Santo predicaba. Un día, se halla Fray Antonio predicando en una iglesia. Esta se veía totalmente abarrotada de 6 ente. Muchos habían llegado de lejos para oírle. Al subir al púlpito,· se hizo un profundo silencio. No se oía ni el más leve rumor. De pronto, entra en la igle– sia un correo con una carta en la mano preguntando en alta voz por el nombre de una mujer, a la cual