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PERFUME DE BONDAD 93 un notario, el cual llevaba una vida escandalosa. Sin embargo, Fray Antonio siempre que le encontraba por la calle o por cualquier camino, le hacía una re– verencia, inclinándose ante él profundamente. Esto molestaba en gran manera al notario, porque creía que el Santo le hacía aquella inclinación para burlar– se de él. Por eso evitaba cuanto podía encontrarse con aquel fraile ceremon:ioso, y así cuando lo veía de lejos torcía la calle, a fin de verse libre de aquellas reverencias que para él no eran más que burlas. Mas un día, de improviso, sin preverlo el notario, topó con Fray Antonio. Este le hizo la inclinación acos– tumbrada. El notario no pudo resistir más, y lleno de ira se volvió al Santo para decirle: -Si no fuera porque temo a Dios, te mataría aho– ra mismo. ¿ Qué mal te he hecho para que te burles de mí? -Hermano -le dice Fray Antonio-, yo no me burlo de ti, sino que envidio tu felicidad. Tú has de ser mártir, y el martirio es una gracia especialísima de Dios. Yo suspiré con ansia por él, y no me fue otorgado. Pero el Señor me ha revelado que esta gra– cia está reservada para ti. Por eso mereces mis res– petos. Al ser martirizado, .acuérdate de mí. La sinceridad y el afecto con que el Santo profería aquellas palabras calmaron un tanto la ira del nota– rio. Con todo, no podía creer en aquella extraña pro-

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