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POR TIERRAS DE FRANCIA 89 canto tan poco agradable, se fue cerca del estanque y dijo a las ranas: -En nombre de Dios, os mando que os calléis. Desde aquel día, las ranas guardaron silencio. Los frailes siguieron cantando en el coro su oficio sin nin– guna perturbación, y Fray Antonio continuó sus lec– ciones sin ruidos que impidieran a los estudiantes en– tender las palabras de su Maestro. Fray Antonio permaneció en Montpellier un año, poco más o menos. Su actividad apostólica dejaba allí profunda huella. Su ciencia y su virtud habían di– fundido la luz de la verdad y la fragancia del bien con gran aprovechamiento de muchas almas. También Tolosa se había convertido en centro de acción de los herejes. Era necesaria en aquella ciudad la presencia de un verdadero apóstol para combatir el error. Allí fue enviado Fray Antonio por Orden de sus superiores. Hacía poco que una noble familia había edifica– do un convento para los franciscanos. Fray Antonio llegó a Tolosa el año 1225. Fue nombrado Lector de Teología. El poco tiempo que permaneció en aquella ciudad lo empleó santamente, desarrollando una am– plia actividad apostólica. Formó intelectual y espiri– tualmente a los estudiantes y los dispuso a comba– tir eficazmente la herejía. No cejó en su lucha con– tra los albigenses. Discutía con ellos día y noche. Les exponía con toda claridad el dogma católico. Refu-
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