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86 FRAY CANDIDO DE VIÑAYO, O.F.M. CAP. que era uno de los focos principales de la herejía albigense. Allí, los dominicos y los franciscanos te– nían sus casas de estudios, donde se preparaban los religiosos destinados a ejercer su apostolado entre los herejes. Fray Antonio fue encargado de dirigir aquellos estudios en el convento de franciscanos. La actividad de Fray Antonio en Montpellier fue verdaderamente extraordinaria. Explicaba a los religiosos la Teología. Predicaba en las iglesias con grande admiración de todos sus oyentes; tenía con– ferencias públicas para el Clero ; disputaba con los herejes, a los que dejaba totalmente confundidos. Y todo esto lo realzaba con la santidad que se irradia– ba de toda su persona y era patente a religiosos y se– glares. Su humildad, su dulzura, su prudencia, el sua– ve reflejo de su vida interior se hermanaba en él con un claro, elocuente y bello decir. De su estancia en Montpellier se refieren algunos prodigios extraordinarios que nos place consignar aquí. Era un día solemne. Fray Antonio predicaba en presencia del Clero de Montpellier y una multitud de fieles. Comienza el sermón, y al momento se acuerda de que en aquella misma hora había en su convento una misa solemne y de que era él precisamente quien estaba encargado de cantar en el coro. También se había olvidado de rogar a alguien que le supliera. Piensa para consigo que aquello era una gran falta de

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