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MAESTRO EN TEOLOGIA 81 a vuestros libros. Cuando vuestro .espíritu se sienta fatigado por el estudio, refrescad el árido corazón a los pies de Jesús Crucificado. Pues las ciencias son dones del Padre de las luces, y no obra de la carne. El cargo de Profesor de Teología, si bien fue cumplido por Fray Antonio con todo el esmero posible, sin embargo, le contrariaba un tanto, pues con él no podía desplegar toda su actividad en la predicación del Evangelio; pero sumiso siempre a la voluntad de Dios, continuó en él hasta que los superiores le dieron otro destino para él inesperado. No obstante hallarse ocupado en la enseñanza de la Teología, cuando su deber se lo permitía bue– namente continuaba predicando al pueblo, conmo– viendo las almas, a las cuales unas las convertía y otras las santificaba: Se puede decir de él que era algo así como un oráculo divino, que traía mensajes del cielo. En– señaba con su palabra, pero arrastraba a la virtud con su ejemplo. Su santidad era a todos patente, y esto no podía menos de edificar y mover al servicio de Dios. Vivía en el mundo con el cuerpo, mas su espíritu lo tenía fijo en el cielo. En medio de su actividad científica y apostólica, su alma permane– cía en la más dulce quietud y en amoroso recogi– miento. Fiel al consejo del Seráfico Padre, guardó su Regla, mantuvo siempre vivo en sí el espíritu de la santa oración y devoción.
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