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LA FRAGANCIA DE ASIS 33 mente por Portuga!, España e Italia. Fray Francis– co de Asís al recibirla en la Porciúncula se sintió inundado de alegría, y en el transporte de ella ex– clamó: -¡Ahora sí que tengo cinco verdaderos Frai– les Menores! Los sagrados cadáveres de aquellos cinco· már– tires franciscanos fueron arrastrados por los maho– metanos ; pero después lograron ser recogidos por orden del Infante Don Pedro, hermano de Alfon– so II, el cual se hallaba en Marruecos por razón de intrigas políticas. Fueron envueltos en paños de seda y depositados en dos preciosas urnas de plata y oro. Con toda cautela se fugó con ellas el Infante, y des– pués de recorrer triunfalmente varias regiones de España, llegaron transportadas a Coimbra y fueron colocadas en el monasterio de Santa Cruz, para que allí quedaran expuestas a la veneración del pueblo. No es posible expresar la honda impresión que experimentó Fernando ante los cuerpos venerados de aquellos cinco mártires franciscanos. Pensaba en su admirable gesta. Aquello era fe, amor a Cristo, sublime heroísmo. Oraba ante ellos y su alma sen– tía remontar su vuelo. Aquellos héroes· le estaban hablando con toda claridad y le mostraban el ca– mino que había de seguir para asemejarse a ellos. Ya estaba pensado : se haría franciscano, prac– ticaría la penitencia, la pobreza, entregaría su alma

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