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222 DIA NOVENO FLORECILLA ANTONIANA Apoteosis APENDICE La noticia de la muerte de San Antonio corrió al mo– mento por toda Padua, donde el Santo era tan admirado y querido. Se notaba un gran revuelo por toda la ciudad. Los niños salían de la escuela y de sus casas y formando un gran tropel, marchaban por las calles gritando : "¡ Ha muerto el Santo! ¡ Ha muerto San Antonio!" El tras– lado del cadáver a Santa María, que estaba en el centro de la ciudad, fue una verdadera apoteosis. El gentío era enor– me. Se puede decir que Padua entera había acudido para honrar a su Santo. El cortejo fúnebre parecía la marcha triunfal de un héroe. Llegó el cadáver a Santa María. Se ce1ebraron las exequias, y se le dio sepultura. Era martes, 17 de junio de 1231. En aquel día, el Santo obró una multitud de milagros. Milagros que fueron el principio de los innumerables fa– vores que en todo tiempo había de derramar sobre sus de– votos. Demos gracias a Dios por haber entregado a San An– tonio el don de los milagros, y pidamos al Santo de Padua en este día cuanto necesitemos en el orden material y es– piritual. Padrenuestro, Avemaría y Gloria, etc.

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