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206 APENDICE Una gran mayoría de los fieles cristianos, cuando se les extravía una llave, una joya, una cartera o cualquier otra cosa, no dejan de acudir a San Antonio, rezándole el Res– ponsorio para hallar lo extraviado. Y esta oración suele ser muy eficaz. Las madres enseñan a sus hijos a rezar ese Responsorio, y cuando ocurre alguna pérdida, luego se dice: "Reza el Responsorio de San Antonio". Por algo en ese mismo Responsorio se dice: Miembros y bienes perdidos recobran mozos y ancianos. Hasta los protestantes practican esta devoción. Suele oirse entre ellos: "No tengo que ver nada con los ca– tólicos, pero sí creo en San Antonio". Muchos de ellos preguntan a los católicos dónde hay una imagen de San Antonio, para depositar al pie una limosna para los po– bres, por las gracias concedidas. El autor de una pequeña biografía de San Antonio llega a decir: "He conocido, no solamente a no católicos, sino también a anticatólicos, que, cuando están desesperados buscando una llave, se la piden a San Antonio y la encuentran, y un protestante llega a decir: que este amable Santo no restringe sus beneficios entre aquellos que comparten totalmente su Teología". (Claude Villiamson. GRANDES CATOLICOS). El fundamento de esta devoción, de acudir a San Anto– nio en las cosas perdidas, lo podemos ver en la misma vida del Santo. Ya dejamos dicho que un novicio robó al Santo un libro que él estimaba mucho. Era un Comentario de los Salmos. San Antonio acudió a la oración y pidió a Dios hallar de algún modo el libro robado. El novicio fue detenido en su viaje de una manera misteriosa y vol– vió al convento. Confesó su culpa a· San Antonio y le devolvió el libro.

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