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204 APENDICE La Cruz de San Antonio Entre los devotos del Santo de Padua es frecuente el uso de la llamada "Cruz de San Antonio". Esta cruz es la insignia de la Pía Unión. Suele ser grabada en los es– tandartes, banderas, medallas y demás objetos de devoción antoniana. San Antonio fue gran devoto de la cruz, y con la se– ñal de la Cruz ahuyentó repetidas veces al demonio en su vida, como lo hizo de jovencito al subir la escalera del coro de la catedral de Lisboa y poco tiempo antes de su muerte, en Padua, al sentirse ahogar por el enemigo. Mas hay un hecho al cual se le debe el comienzo de esta devoción de la Cruz de San Antonio. Y es el si– guiente: Durante el reinado de Dionisio, en Portugal, sucedió que una mujer de Santarém, acosada día y noche por el pensamiento del suicidio, recurrió a San Antonio para ob– tener su protección. El Santo se le apareció una noche, en sueños, y le entregó un pergamino, en el cual, debajo de la cruz, se hallaba escrita esta breve oración: -He aquí la Cruz del Señor. Hnid, enemigos de la sal– vación. Venció el León de la tribu de Judá, descendiente de David. Aleluya. San Antonio le mandó recitar esta oración y al mo– mento notó su eficacia. El demonio la dejó en paz. Pero he aquí que este milagro llegó a oídos del Rey Dionisio y quiso ver el pergamino prodigioso. Mas luego que llegó a sus manos, se determinó a quedarse con él. No hay para qué decir la pena que experimentó la pobre mujer al verse privada de aquel su precioso tesoro. Lo peor de todo es que, viéndose sin él, se sintió de nuevo
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