BCCCAP00000000000000000000747

168 FRAY GANDIDO DE VIÑAYO, O.F.M. CAP. Santa María de Padua hubo algo así como una ma– ravillosa epifanía de lo que este Santo iba a ser para el pueblo cristiano. Dios quiso hacer en aquel día una clara manifestación de la santidad y de la poderosa intercesión de su amado servidor. Cabe su sepulcro se obró toda una serie incontable de mila– gros. Sanaron los enfermos. Hubo ciegos que reco– braron la vista. Los mudos hablaron y los paralí– ticos volvieron a tener movimiento en sus miembros paralizados... Desde este día, fueron constantes las peregrina– ciones a Padua que se organizaron desde distintas comarcas de Italia. Los milagros se repetían, en es– pecial los martes. Con esta particularidad, de que los enfermos que iban a Padua a pedir salud, no la ob– tenían si antes no se reconciliaban con Dios por el Sacramento de la Penitencia. En cambio, los que se acercaban a este Santo Tribunal con propósito de vivir cristianamente, casi siempre obtenían la cura– ción de sus dolencias.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz