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VEO A MI SEÑOR 161 Su vida fue breve, pero estuvo llena de santas y extraordinarias obras, de preclaras y heroicas vir– tudes. Su paso por la tierra fue como un relámpago que trae fulgores de eternidad. Puede decirse que fue un ángel enviado por Dios al mundo para anun– ciar su mensaje a los hombres, a fin de enseñarles a despreciar los placeres y las riquezas de la tierra y apreciar los tesoros del cielo. Hijo fiel de Francis– co de Asís, fue por todas partes derramando la paz y el bien. Como todos los grandes bienhechores de la humanidad, tuvo la santa inspiración de difundir en las almas esa suavísima unción, que es apta para cerrar todas las heridas, y aun después de muerto sigue ejerciendo su influencia bienhechora, vertiendo sobre la tierra constante lluvia de gracias.