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30 VEINTICINCO AÑOS- DE APOSTOLADO _bían hablado. con ellos y parece que se inclinaban a ·venir; pero era preciso dar calor a este, negocio, en medio del mayor· secreto. Ocurría t•sto por los años -1756. El Sr. Iturriaga. quería persuadir a ·los Capuchi– nos Catalanes a que, con indios y escolta, se encargaran de esta diligen– cia, porque "-los, hallo, dice, muy a propósito para esta, y otras empre-• sas así por su genio, como por su fervoroso celo". Tal- vez sean esto-s negros los mismos de que habla el Padre Caulín,. que vivían en cuatro pueblos establecidos en riscos inaccesibles y en medio de indios infieles (36). Pero, ignoramos el final de este negocio tan secreto para el señor Iturriaga. De alguna otra cQmisión oficial y secreta, por el estilo de ésta y de la del Padre Tárraga, se hicieron cargo los Capuchinos Catalanes, para llevarla a cabo por el río Amacuro y sus afluentes; pero- por no tener a mano los datos concretos referentes a ella, nos tenemos que abs– tener de referirla. Ya hemos visto que son varios los ma-pas que sitúan en el Delta del Orinoco otras tribus de indios, como si fueran distintas de los guaraúnos. Hoy en día, después de tan repetidos viajes e intima convivencia de los Misioneros Capuchinos del Caroní con los indígenas de esa extensa re– gión, y conociendo como conocen su lengua y costumbres, podemos de– cir que todas esas tribus pertenecen a la gran nación guaraúna, al me– nos a juzgar por su lengua y costumbres, por más que en las rancherías más internadas y de menos trato con los civilizados s-e hable un guarao en parte anticuado, ¡)'ero que ·ciertamente no difiere del corriente ni si– quiera como dialecto. En cambio, sin salirnos del T erritorio actual, .tenemos que en la Serranía Imataca, principalm-ente en sus alturas, en la vertiente norte y en su parte occidental, y en,.Jas regiones del Amacuro y Barima había o tras parcia-lida,des dignas de tenerse en ·cuenta. Ta-les eran: los aruacos, los más adictos y amigos de. los españoles, como dice ya Bry .en su ma– pa: Disses seindt der Hi-spanier freundt". Vivían principalmente hacia ta parte occidental de la sierra Imataca y por los ríos Barima y Amacu– ro. De su amistad con los españoles y deseo de tenerlos en su compañía y aprender de ellos, .con otras buenas costumbres nada comunes, nos hahla la historia de los primeros tiempos de· la Colonia (37). Vemos también en dicha Serranía, en su vertjente norte a los temidos caribes, .36) P. Rionegro, obra cit., pg. 102.-P. Caulín , Hist. de Nva. And., pg. 53. (37) Véanse estos datos interesantes en P. Rionegro, "Actuaciones y Docu_ ments del Gob, Central de. . . la Raza" ... , t. I, ugs. 89 y 208-09. La Coruña, 1926 Véanse en la Colección de mapas del Tribunal de Arbitraje, los números: 23, de Bry, 1599; No. 30, de :Sanson d'Abbeville, París, -1656; No. 43 y 44, de Jefferys, 1783 y 1792; No. 48, de Arrowsmith, 1840; No. 56, del P. Gumilla, Madrid, 1741; No. 71, de Luis de Sur-ville y Padre Caulín, Madrid, 1778; No. 89, de R. Schomburgk, 1867.
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