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288 VEINTICINCO AROS DE APOSTOLADO nuestros sectores diferentes estaba representada allí, y las gentiles damas y graciosas niñitas que intervin ieron·, cosecharon multitud de aplausos de los espectadores. El escenario organizado al efecto era preciosísimo, .r•on cambio de luces y profusión de fuegos, que daban una tonalidad a este otro homenaje emocionante y viva, hablando muy alto de la ex– quisita cultura de las Reverendas Madres Terciarias Capuchinas, don– de gran parte de nuestras jóvenes y niñas r eciben excelente educación. El Br. Teodoro Martínez Gil, Director del Liceo "José Conrado Azócar", hizo la presentación de rigor en emocionantes frases, haciendo, resaltar la vida del Territorio en -sus diferentes aspectos y muy particularmen– te la labor -de estos Misioneros. Mereció ,el aplauso y la ovación justi– cier a de la muchedumbre. El doctor Ibrahim García, en una brillante pieza o,ratoria, que es lodo una profesión de fé católica, como acertadamente dijo el ilustre Obispo de Guayana, colocó la primera piedra para la construcción de una Capilla-Escuela en el barrio "Verdún" de esta capital. Ese discur– so, que insertamos en esta misma ,edición, fué objeto -del eloigio más sincero de los dos Dignatarios de la Iglesia, de todos los Sacerdotes y sociedad en general. En horas ele la tarde del día 27 los restos del Padre Samuel de San M:afeo, Primer Párro:co de esta Parroquia, fueron exhumados y conducidos al panteón que en el cementerio de esta población tienen estos Misioneros. Los Obispos y Sacerdotes, altas autoridades y el pue– blo todo concurrieron al acto solemne verificado en ese sagrado recinto. En una palabra, los festejos estuvieron acordes con las f echas que se celebraban; marcaron una ruta nueva, que en épocas no lejanas formarán la tradición de este pueblo laborioso y digno. Mientras tanto la "Misión -de Araguaimujo" sigue avante su tarea, tarea de bien y d e justicia. 2-5 años consagrados a tan ardua lucha es bastante para una región abandonada por la indiferencia en que la sumi,eron lt,s capataces de la dictadura soberbia extirpada en diciem– bre de 1935. Sería largo enumerar los hermosísimos actos que tuvieron lugar en esos días, y evadiría el sencillo tema que he escogido hoy para las páginas del semanario "Manamo", que como un recuerdo a la labor meritoria de estos sacerdotes, ·cumplió con dedicar la edición que circu– ló el día 28 a estos abnegados defensores d•e la doctrina de Cristo. El Te1Titorio tiene una -deuda de gratitud para estos hombres. Ellos se han adentrado en sus entrañas y -dado a conocer más allá de sus límite,g las grandes r eservas de sus vastas selvas; de su amplio río', d~ todo cuanto puede representar el Delta para la economía del país. E llos fueron los primeros,-cuando acaso ni se pensaba en Ve-

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