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280 VEINTICINCO A80S DE APOSTOLADO pue:r;ta ·cerrada, ,como, fuent,e sellada por la virtud de la castidad". De ahí, el indiscutible poder de la influencia religiosa en nuestro me– dio social, que hará qué la familia, célula madre de la sociedad, cum– pla con sus altos deberes, y -que tanto el obrero como el comerciante y . el agricultor en los predios del pensamiento, estén como el ~oldado alerta a los dictados sagrados ·del honor, que es la dignificación:· de su vida. Tucupita puede enorgullecerse de haber alcanzado un gr ado bas– tante alto de organización social. Ciudad afortunada, que tiene dentro <le su corto perímetro, mucho de cuanto ·puede bastar a que se cumplan en ella las imposiciones del progreso : Instituciones sanitarias y de asistencia social, preQsa circunspecta y seria, cinco escuelas gradua– das, mas dos cle tipo especial, un Colegio de Bachillerato, Hospital, el edificio de la Maternidad en construcción, que será muy pronto bené– fica y bella r ealidad, una bella plaza con un magnífico monumento al Liberta<lor y otra también muy bella, que luce un b usto del Gran J.\fa– riscal de Ayacucho, y tantas obras más; un tren ejecutivo a tento siempre a que se realicen las obras que demandan necesidades inapla– zables y hasta las que contribuyan a su esplendor ornamental; ya el Ejecutivo Federal ha decr etado los muros de contención, que favore– cerán la ciudad de futuras inundaciones; tiene Tucupita un comercio fuerte y poderoso con sus cajas abiertas cuando lo requiere la comu– nidad para ayudar a obras de urgencia, y una corrien te convergente de todos los productos del Territorio, y hasta del Distrito Sotillo, del vecino Estado Monagas, que vendrán a alimentar el movimiento eco– nómico de la ciudad y de su preponderancia comercial; 'y por un <lesignio de la -Providencia, tiene también Tucupita el asien to en su seno de la Venerable Orden Franciscana, que callada y paciente, co, mo el gusano humilde, hila _a tod~ hora el hilo fino para la tela :rica y primorÓsa, que enjuga las. lágrimas, que · arranca el dolor, y cubre con tenue suavidad, bajo la gracia divina·, lo,s torturas del ali-na acon– gojada; tiene Tucupita, por ende, la obra m agistral de la edif_icación moral, fundamento y r azón de to.do ·progreso, que s·e traduce palpa– bleménte en la evangelización de los aborígenes en el Delta, empresa que lo dice todo, cuándo se habla de cultura y de civilización; y así, por una brillante y ihermosa paradoj a vemos que el humilde gusano, como el humilde franciscano, tienen niucho que dar, .porque este viene a ser precis::µnen te el obrer.o en los.·dominios del al~a, el qu~ r ealiza lo más gran.de y fecundo ;para la socied_ad, tal así como lo hacen ;los hijos del Pov~rello de Asís.
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