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APBNDICE -- PROGRAMAS Y DISCURSOS 27f sí la labor franciscana, comprobada en su largo' periodo de ~iglos, y lo que lleva hecho en el Territorio en los 25 años que tiene eje 1 1~cieúdo ~ii' él su ministerio. Ya veremos. La casita, que en un principio sirvió de albergue a io~ sacé,rd6fei de la Orden, la vemos convertida; no en residencia lujosa de m'.ágriáfes, que, los que _han hecho voto de pobreza, no pueden pagarse de · 10 su– perfluo, sino en una casa moderna, que sigue su trazado y presenta– ción a las severas exigencias de la Comunidad; y la que no deja de ser una contribución de cuenta en la edificación de la Tucupita moder1ia. Y todo esto se hace r ellenando lagunazos, cubriendo cañaotes, para le– vantar el nivel del suelo y darle la debida protección. De la vieja casita de hojas, regalada para que el Sacerdote rezara los Oficios, pasando por l a no olvidada Capillita, mejorada tantas ve~ ces, hemos llegado al magnífico Templo, que hoy es lujo y orgullo de la ciudad. Ese templo fué construido, privando en todo los atributos y reglas de la arquitectura franciscana. ¡Ah!, sí, porque los hijos del Po– verello tienen para sus obras su arquitecura propia, como tienen tam– bién en arte y literatura el místicp sello de la santidad y abnegado sa– crificio, que les mueve en sus pasos por los caminos de la vida. Ver– dad, que en la construcción de esta obra debía tener necesariamente grandísima ayuda ele los hijos del pueblo: locha a locha contribuyó él; como también, y más en grande, caballeros y damas constituidos en .Junta, para acopiar fondos destinados a su realización, en lo cual se tei1<lrá también el apor_te valioso del Gobierno del Teri:itorio y del Eje– cutivo Federal; pero no obstante, el Capuchino agarrará en muchas veces la cuchara del albañil o el serrucho del carpintero, subirá a los techos en fáb r ica, para poner también sus manos y sus fuerzas cqrpo– rales aJ servicio de la obra. ·Buenos ejemplos dieron de ello, los RR. PP. Félix de Vegamián, Isaac de Mondreganes y Baltasar de Matallana. La labor .cultural, r eligiosa y social, .llevada . a- c'abo por los Reií– giosos Franciscanos, no• es cosa de tenerse en menos a la luz de una patente realidad. ·• · · · Ya he dicho que el primer Colegio Graduado; que hubo en Tucu– pita, fué fundado por el P a-dre ·Samuel de San Mateo, como - tambié1i fué este Sacerdote el iniciador de una primera pequeña Banda; más después, funcionará en• la ciudad •un Colegio dirigido· por Hermanas Capuchinas de· la Sagrada Familia, las , que empleando métodos p eda– gógicos avanzados, Pendirán una labor encomiable. Y, -donde quiera. que se solicitó el concurso educacional··del franciscano, lo vemos pron~ to. a :prestar -su -colaboración: el moderno Liceo, donde aquí se cursa" educación secundaria; tuvo el apoyo de la preclara Orden ·desde la pri-
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