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EL R. P. SAMUEL DE SA'iN MATEO 255 donde se hospedaba; regresa a Tucupita; :va derecho a la oficina del gobernador y, con aquella encantadora sencillez que Je éaracterizaba, Je dice : "Coronel, este pollo traigo de Vuella Triste; a mí me lo r e– galaron .y yo tendré gran placer en que usted se lo coma". El gober· 11ador quedó confundido sin atreverse a decirle palabra sobre el arresto. · En otras muchas ocasiones abogó personalmente ante el primer magistrado del Territorio en favor de los ·pobres; inocentes y desvali– dos que con frecuencia, - nada extraño entonces- , eran vejados y atropellados por incondicionales subalternos. Y el gobernador,- que tenia al Padre Samuel en alta estima, escuchaba sus r ecomendaciones. Esto hirió a algunos m inistriles e interesados consejeros, quienes, para sacarse la espina, se atrevieron a denigrar la obra del Padr e Sa– muel ante el Coronel Uzcátegui; y éste, incauto, cayó en las razones especiosas de los· malévolos, 11-cgando a insultar públicamente al sa– cerdote que tanto. h abía estimado. Pocos días después de esta acción del gobernador, con motivo de un TE DEUM oficial encargado el 19 de diciembre, al que asistió •to– do el tren de empleados públicos, pronunció el Padre un vibrante dis– curso con frases •laudatorias para el mismo ·Cofonel Uzcátegui, quien emociona-do dij,o a los que le rodeaban: "Ciertamente, estos frailes no son tan malos como los pintáis, pues pagan las injurias recibidas con inmerecidos beneficios". A la hora del banquete, dispuesto por él pa– ra celebrar la fiesta, mandó llamar al Padre, que no estaba en el rol de los invita.dos, .y, al exigirle se sentase en el primer lugar a su dere– cha, le pidió perdón de las •ofensas que contra él había proferido y, abrazándole, dijo: "No ·hay persona más digna que usted ·en todo el Territorio: ¡ Juro por los restos de mi mad:re que en adelante seré su fiel amigo"! Y así fué en adelante. Otros muchos epi·sodios corren aún de su fecundo apostolado en Tucupila, que no relato en este lugar. Siempre conservó para esta ciudad un especial cariño, y confesaba estando en Araguaimujo que, cuantas veces iba a ella para los asuntos o negocios de la Misión, al dejarla sentía una como pena o m elancolía indefinible, como quien deja algo muy querido. P.ara el Interior de Guayana. En marzo de 1925 pasó a regentar la parroquia de El Callao en el Interior •de Guayana. Durante el corto tiempo que allí estuvo, - un año y 9 meses, - desplegó de igual modo su dinamismo pecu'liar, fo– rnen tando el culto religioso y a tendiendo a los 1 pobres desva-lidos.

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