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216 VEINTICINCO AIYOS DE APOSTOLADO por 0.70 m. de ancho y 1.10 m. de alto, obsequio del Sr. P edro Páez Pabón, y es· la que se saca en la procesión d~l Viernes Santo. El año 1928 adquirieron dos campanas buenas y s0noras, de 150 y 190 kilos r espectivamente, traídas de las famosas fundiciones de Ca– r ahanchel. (España) , cuyo valor, con accesorios, flete y montaje, subió a Bs. 3.795,00, de los cuales pusieron los Padres Capuchinos Bs. 1.810,00 y lo restante se cubrió con donaciones populares. Animados por el esplendor que iba tomando el culto y por la si– tuación económica halagador a del Territorio, la nzaron el proyecto de hacer una iglesia nueva, esbelta y espaciosa, d igna de la capital deitana, el cual fué acogido con verdadero amor y fruición por las per sonas más ricas, influyentes y cristianas de la sociedad y por todo el pueblo. Antes de empezar el derribo de la iglesii viej a se tuvo acalorada disputa sobre el lugar de edificación, venciendo los que optaban por que se hiciera en el centro de la ciudad, junto a la plaza. Mas lo incon– sistente del ter reno les obligó a desistir, después de enterrada una con– siderahle suma de dinero, y se resolvió por el lugar que hoy ocupa, que es so·bre la antigua, empezándose en junio de 1928. En tiempo de este párroco se hicieron los cuatro arcos que forman el p resbiterio y la cúpula del mismo, viéndose obligados a paralizar la obra por falta de r ecursos, pues en lo que llevaban hecho y en el intento de edificar jun– to a la plaza habían invertido nada menos que diecisiete mil bolívares (Bs. 17.000,00), de los cuales el Gral. Vivas había dado 7.000,00 como Gob~rnador del Territorio y los otros fueron adquiridos por suscripcio– nes y limosnas. Durante el tiempo de este párroco y el del siguien te, la r ecauda– ción de fondos y los trabajos mismos de l a iglesia tuvieron un activo promotor en la persona del Dr. Pedro E. Revollo, lo que consignamos aquí c.omr un acto de justicia y de gratitud para con el ilustre galeno. La casa p arroquial, a pesar de los arreglos hechos por sus ante– cesores, era tan reducida y falta de condiciones saludables, sobre todo para atender a los Misioneros enfermos que venían de las casas del Araguaimujo y Amacur o, que se vieron en la precisión ae levantar otra nueva n. continuación d el presbiterio de l a i glesia. Era la primera que se hacía en Tucupita de piso alto y la concluyeron en breve espacio de tiempo, - de noviembre de 1927 a junio de 1928, - toda de cemento armado techo de te ja, que posteriormente se cambió por cinc; altura 7 mts. ~or· 11 mts. de frente y 12 de fondo con un ala de un solo piso hacia a dentro, también de concr eto, para las dependencias. No he ha– llado constancia del valor de la obr a, pero r ecuerdo haber oído que fueron unos doce mil bolívares (Bs. 12.000,00) .
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