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16 VEINTICINCO AÑOS DE APOSTOLADO por los Misioneros Capuchinos en beneficio de los indígenas del Terri– torio, intentamos r eferirnos solamente a los que vivían en él durante el tiempo de la Colonia; pero, aún así y todo, nos será imposible h a– blar con precisión matemática, porque, ignorándose el área geogr áfica ocupada poF los mismos, fácilmente nos exponemos a hablar de pue– blos cuyos pobladores p ertenecían a . tribus radicadas en el Territorio, pero sin ser ellos oriundos del mismo. B). - PRIMERA EPOCA. - EL TERRITORIO, INCORPORADO A LAS MISIONES DE CUMANA La op1111011 común entre Misioneros y conquistadores era que en el Delta del Orinoco no se podían establecer residencias de civilizados por ser sus terrenos p antanos o estar an egados la mayor parle tlel LJl'!o (9). Sin meternos a aclarar este punto, el hecho admitido les obli– gaba a pen sar en sacar del Delta a sus morailores, los indios guar aú– uos, y establecerlos en tierra fir me, si querían evangelizarlos. E l Gobernador Diguja y Villagómez dice de estos nuestros queri– dos ! tiaraúnos : "Estos gen tiles (Ja Nación Guaraúna, situada en las Bocas del Orinoco) son de un genio muy cuitado y humilde : admiten en sus rancherías a todo pasajero, y a los Religiosos que se dedican a visitarlos, a quienes con gran guslo les franquean sus hijitos para que se los bauticen, de que sus padres tienen gran complacencia . Las ran– cherías de estos indios están por todas las Bocas de Orinoco en unos grandes anegadizales, y por tanto dificil de que entren allí Misioneros a establecer Pueb'los, pero deve p1 ..>n-1ctc:·sc q ttc si ('.ic'.10s Padres poner, cuida do en conquistar-los, y en la Tierra firme son más bien tratados, podrá conseguirse el que s~ vayan poblando en la Tierra firme en donde serán catequizados y educados en la Religión... y sólo •extrayéndolos de él, podrá lograrse y no de otro moclo, que a fuerza de maña, trabajo y tiempo..." (10). Esta r esistencia de nuestros guaraunitos a salir de sus caños, parece que aflojó algún tanto, según las épocas, pues en 1718 logró sacar casi mil e l P. José de Ateca, como luego ver emos, y en 1734 fué destinado a la r educción de los guar;ios el Padre Pedro de Gelsa, aunque no se nos dice el resultado de su misión (11). (9J P. Gumilla, .S. J., "El Or k10co Ilustrado", t ."1, pgs. 88 J 89. Bar: elona, 1882. Véase también el Informe del Gobernador Diguja y Villagómez en 'P. Rionegro, '"Misiones de los Padres Capucúinos" . pg. 117.- P. Lodares, obra cit., t. 1, pg. 18·5. (l0)Véase este interesante infot·me en P. Rionegro obra cit., pg. 117. (11) Id., id., pg. 182. - Véase también " Re!acs. His·órj.c-as" cits., pg. 203 04.- P. Rionegro, ib., pg. 188.- "Relac:oncs Histó· icas", p,;. 229.

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