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128 VEINTICINCO AÑOS DE APOSTOLADO suyo, pues el templo es algo propio y c_aracterístico del pueblo. En él se han empleado muchos y generosos sacrificios, muchas y cuantiosas sumas ele <linero; las ayudas no despreciables del Gobierno Nacional y Territorial, la contribución del rico, la insignificante limosna del pobre, y las dÚ'divas ele comerciantes, agricullores y artesanos. Todo, todo el puehlo dcltano h a cnntribuido a la construcción de la nueva iglesia parroquial con su óbolo, su idea o s11 trabajo. Por eso, esta nucvu igle– sia PS algo que ha brotado <le la entraña misma de la sociedad tucupi– tense y por ende es el mejor exponente <le cultura ·y r eligiosidad. L:1 iglesia es la casa de todos los cristianos, la casa de Dios; y la casa ·ae Dios es la mejor que tiene toda Tucupita. Nueva iglesia parroquial de Tucupita. P ecaría de injusto, si no hiciera especialisima mención de la "Jun– ta Constructora del Templo", que funciona desde 1932, conslituí<la por los Señores: Juan E . Figueroa, Presidente; Ladislao Rojas, Vice-presi– dente; J esús R. Díaz, Secretario; Felipe Figueras, Tesorero ; y Francisco Castillo, Ramón Núñez, Federico Mata y Juan Lunar, Vocales; y la "Junta Coadyuvadora" de Señoras, integrada por distinguidas damas de la sociedad dellana; Sras Consuelo de González, Blanca de Belisa– rio, Srta. María Barroeta, Sras. Micaela de Rojas, Adelaida de Castillo, Rosita Heredia de Mata e Hilda de Aranguren. Juntas, una y otra, mo-

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