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la Guayana Venezolana, foe1on elegidos para este fin, y todos ellos, a excepción del último, son remanentes de aquella Misión florida que durante el siglo XVIII cul– tivaron los Capuchinos catalanes, la cual desapareció con la guerra de la Independencia de 1817. Más de treinta pueblos habían logrado formar en me– nos de un siglo y en todos ellos tenían implantadas indus– trias telares, grandes haciendas y enormes hatos. Hoy sólo se ven escombros que evocan los acentos del poeta ante las ruinas de Itálica: Estos, Fabio, ¡ay, dolor!, que ves ahora campos de soledad, mustio collado, fueron un tiempo ... 2.-LOS SALVADORES DE LA PATRIA Esciritores ha habido, faltos de cabeza y de pies -de cabeza, porque no desempolvan los documentos, testi– gos de mejor excepción, y de pies, porque no se llegan a ver los residuos de esas obras-, que se desatan contra los Capuchinos de Guayana y dicen, citando a Humboldt, que <<nada dejaron: ni una fábrica, ni un establecimiento útil». No sé de dónde han tomado esa cita, pero lo que sé es que no es verdad, porque sí dejaron; sólo que otros se lo destruyeron. Además, el mismo Humboldt en su Voyage aux régions equinoxiales du nouveau continent, dice: «Aquel régimen extraordinario (de los Misioneros Capuchinos) elevó a esta región del Caroní al más alto grado de prosperidad y hienandanza. Se podía viajar agradablemente y con mucha comodidad por la región de 31

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