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El sol declinaba y, no habiendo caserío cerca, nos quedamos a pernoctar en Takapipái-Kupayí, puerto de unos indios Pauaná sobre el río Marí, media hora más adentro de su boca. Desde este campamento nos dirigimos por la maña– na a la casa de Nosantón-kupayí, donde vivían varios indios, uno de los cuales, llamado Juan, estaba enfermo de los ojos y con fiebres y su mujer con ataques de lombrices. A los dos les aplicamos remedio, bautizamos 11iete niños y regresamos al campamento. 9.-DEL MARI POR EL PARAGUA AL ICH UN. El 5 de septiembre nos dispusimos a salir tempra– no, después de haber pasado una noche molesta por la lluvia y las garrapatas; mas al tiempo de embarcar– nos se presentó un aguacero que nos detuvo hora y me– dia. Con tiempo nublado bajamos el río Marí, remonta– mos el Paragua y a las once, junto a la boca del Kurutú, el cielo se deshizo en torrentes. Como pudimos acomo– damos una lona en la orilla y allí nos guarecimos; to– mamos algún alimento y a la una de la tarde seguimos viaje hasta el raudal Kurutú-uakadán, donde acampamos. Este día vimos dantas, chigüires, morocotos; de todo procuramos y nada conseguimos. Empezamos la jornada del día siguiente bregando con el raudal, que era de empuje; lo vencimos, mas de seguidas vinieron varios otros, pasándolos ora a motor, ora a «la espía». Fue una mañana de lucha con i-auda– les, y menos mal que el cielo se compadeció de nosotros disipando sus nubes. A las doce llegam_os al Ichún, · río grande por la margen izquierda, de agua colorada y es- 317

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