BCCCAP00000000000000000000745

tados l"Íncones, y luego la gente se pondría a hacer cá– balas sobre los supervivientes; si habría alguno, y cuán– tos habría, y en qué condición estarían... Sobre todos los familiares de los que viajábamos en el accidentado avión, que tenían ya quince días ele angustiosa vela, esperando con ansia a cada momento alguna noticia alegre, o tal vez más desgarradora, con la idea perennemente fija en que estaríamos perdidos, con los miembros destrozados, sin, poder encontrar ayuda de nadie... cuando muchos quizá, con la mayor intención de tranquilizar algo 11 esos familiares, les estarían aconsejando que renunciaran ya a toda esperanza y se resignasen a admitir que está– bamos perdidos para siempre... ; al llegarles ahora esta noticia de que el avión había sido localizado, reviviría en su corazón la esperanza, mas poco tranquilizadora, porque nada podía decírseles aún de s.i había supervi– vientes y quiénes eran y en qué condiciones estaban. Sólo en la noche de ese mismo día, cuando los co– misionados de visu, que inmediatamente se despacharon con noticias precisas desde el sitio del hallazgo, des– embarcaron en el puerto de El Dorado gritando ¡los he– mos salvado !, empezaría a circular la relación fiel y exacta, tranquilizadora para los más, enlutante para loe menos. Mientras tanto los aviones iban y venían, daban vuel– tas y revueltas sobre el claro abierto, convergiendo en ese lugar hasta una docena de aparatos de diversos ta– maños y colores y de distintas naciones. Arrojaban en paracaídas bultos de alimento y medicinas, muchos de los cuales quedaron para s.iempre perdidos entre la mfl– leza de la selva. 290

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz