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dejar la miseria del cuerpo y la conupc1011 del mundo para unirse al gozo del Señor. Pero lo hice poi· seguir la costumbre· o tradición de la Iglesia y con la esperanza de que si él no lo necesitaba, a otra alma del purgatorio aprovecharía. Requiem aeternam dona ei, Domine: ¡Des– canse en paz ! Luego di infinitas gracias a Dios nuestro Señor, por• que me había escogido a mí, pobre misionero, sin títulos ni derechos, para aquella obra tan hermosa y di por bien pagados todos los sufrimientos, sacrificios y privaciones que había tenido que aguantar hasta ese día, para estar allí a la hora en que esa alma reclamaba la presencia de un sacerdote. O Altitudo divitiarum .. . <( ¡Oh profundidad de los tesoros de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán incomprensibles con sus juicios, cuán inescru– tables sus caminos!)} (Rom., ll, 33). 7. -MORTA.JA Y SEPULTURA. Pero Mr. Grab no sólo murió con el bautismo cató– lico, mas fue amortajado con el santo hábito de los Ca– puchinos. Su traje estaba podrido, como estaban los de– más, a causa de tenerlo constantemente puesto y de estar acostado en el suelo. Ni tenía otro de repuesto, porque ¿ quién preveía lo que iba a suceder? Mas yo, que iba de traslado a Tumeremo, llevaba otro hábito nuevo en la ma– leta, y lo empleé con mucho gusto en amortajar el cuerpo del recién bautizado. ¡Oh, Mr. Grah !, yo creo que en el día de la resurrección San Francisco te va a colocar en el coro de sus hijos. Después de velar el cadávell', lo arrastramos al día si– guiente Marc:mo y yo con harto dolor del alma y fatiga 271

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