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arrebatado a Alfonso Duque, no contenta con las torturas que hiciste pasar a los supervivientes, nos arrebataste la preciosa v.ida de Mr. Gl'ab, a quien habíamos salvado <le la catástrofe del accidente. Mr. Freder.ick D. Grab, el agregado comercial de la Embajada norteamericana en Venezuela, murió antes de que nos llegara el auxilio esperado. Quizá fuese efecto• de alguna lesión interna que yo no pude apreciar y de la cual él tampoco se quejó, aca• ¡¡o para no aumentar nuestro sufrimiento al no poder aplicarle remedio. Exteriormente no se le apreciaban sino unas leves quemadm·as en las rodillas y pies, que unté con crema mentolada cuando hice la cura de la es– palda al piloto Marcano. Animoso, afable, servicial, me ayudó los dos prime– ros días a sacar el herido y el cadáver de entre los es– combros del aparato y amontonar leña para las hogueras. Mas el tercer día, quizá viendo perdida la ilusión de ser localizados por los aviones, cayó en un abatimiento y se entregó a una evocación de pensamientos tristes que nos partían el alma. Acendrados afectos y expresiones de ter– nura exhalaba con frecuencia para su señora y sus hijos, uno de cuatro años y otro de dos. La miseria en que ya– cíamos, la carencia de lo más indispensable le afectaba tanto ... Para disipar las ideas fatídicas y hacer menos pesa– das las horas interminables de nuestra situación horro– rosa, Marcano y yo contábamos cuentos, inventábamos chistes, cantábamos canciones religiosas y profanas, a todo lo cual mostraba él repugnancia y disgusto, vién– donos obligados D veces a retirarnos a otro sitio, cuando sentíamos impulsos de hacerlo, para no acrecentar su dolor . 265
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