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¡ Venezuela 1 Con su flora y con su fauna, admira– ción de naturalistas exploradores ; con sus fuentes de pea tróleo, codicia de acaudalados extranjeros; con sus minas de oro y diamantes, negocio de ambiciosos empresarios; con sus plantaciones de café y cacao, risueña esperanza de agricultores..• ¡Venezuela!, Con sus ciudadanos afables y de ame– no trato, con sus criollos sufridos y dicharacheros, con sus indios mudos, anhelosos y errantes... 3.-EL ADIOS El aeiif..... le,!! seres queridos y la ausencia de la pa– tria acumulan ideas de nostalgias llenas que oprimen el corazón del que parte sin garantía de retorno. Mas, el re– cuerdo de la noble causa que motivaba mi alejamiento era una inyección vivificadora, un poderoso estimulante que lo vigorizaba y hacía palpitar aún con más prisa y fuerza: ¡Ganar almas para Dios 1 :' ¡Extender el reinado de Jesucristo! ¡Cooperar más de cerca a la obra admira– ble de su Redención! ¡Ayudar a los pobres hijos de la selva a vivir otra vida más digna 1 ¡Incorporarlos a la civilización !... Volé hacia el lugar de mi nacimiento, besé la fren– te de mis queridos padres, volcándoles todo mi amor en un estrecho abrazo ; les consolé con la alteza de la mi– sión que se me confiaba y la esperanza de un pronto re– greso, y subí al tren que desde León había de conducir– me hasta Madrid. Deslizábase rauda la locomotora por la ancha mese~ ta .de Castilla repleta de trigales que empezaban a ama– rillear. Apoyado en la ventanilla del coche, mi mente 15

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