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la primitiva comunidad de Jerusalén, que quie– re vivir la plenitud de este Espíritu, es llevada - con espontaneidad y con naturalidad - a la práctica de la caridad fraterna social: a la co~ munidad de bienes y a la asistencia a los pobres del Señor 45 • b) Devoción a la confirmación. Es conocida la práctica de los sacerdotes y religiosos que mantienen una entrañable «devoción» al día er: que fuerm ordenados o emitieron sus votos. Es indudable que esta práctica devocional tiene gran valor :¡:sicológico y religioso para mante– ner los ideales sacerdotales y religiosos siempre presentes y operantes. Lo mismo podría hacer-· se con referencia a la confirmación. O simple– rr:ente incorporar la confirmación personal al dia grande de pentecostés, en que el Espíritu se derramó sobre toda carne; recordando que aquel acontecimiento de la historia general de la salvaciórr se transformó en acontecimiento personalísirr:o el día de la ccnfirmación. También en púfJlico convendría organizar prácticas devocionales en terno a la confirma– ción. Las parroquias podrían organizar una s.:::,lemne celebración del día de pentecostés en: que, además de la fiesta de la Iglesia universal, se conmemorase por todos los feligreses el día 46, Act 4, 32-37; 5, 1-1 L 77

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