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trina honda y clara. En realidad, nada hay más «práctico» que· una buena teoría. Pero al mismo tiempo la doctrina teológica sobre la confirmación debe terminar, en la práctica, ,~s decir, debe ser,. alimento y guía en la cura de almas y para la vida espirítual de .los cris– tianos. Por esta razón, en una exposición «kerig– mática» de la teología de la confirmación es inevitable hacer algunas indicaciones de tipo práctico, para poner de manifiesto la continui– dad que debe existir - en ambas direcciones-'– entre la teoría y la. práctica, la teología y la vida de .la Iglesia. Reducimos nuestras indicaciones a algunos puntos básicos H. 1. Preparación para recibir la confirmación. a) Administrarla en edad conveniente. La práctica de la Iglesia ha sido y es muy varia en este asunto. Recuérdense las diversas cos– tumbres de Oriente y Occidente; y la variedad que existe entre antiguas y modernas prácticas. No se puede criticar la costumbre de adminis– trarla_ a los niños sin uso de razón. Sin embargo, 44. Para los problemas pastorales de la confirmación véase especialH mente A. ADAM, La confú·mación y la cura dé almas, Herder, Ba:-celona 1962, 71
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