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tinto del carácter bautismal, no necesitamos de~ mostrarla aquí, ya _que es una verdad dennida. Sobre su naturaleza genérica como carácter podemos referirnos a lo ya expuesto hablando del carácter bautismal 26 • El carácter es el sello de Dios que testifica ante el mismo Dios, ante la Iglesia y ante la sociedad la elección divina, la confianza, la amabilidad de que ha sido ob– jeto, por parte de Dios, el que recibe el carác– ter. Por el carácter aparece el hombre configu– rado con Cristo, investido de su dignidad me– siánica y en consecuencia diputado, por una consagración interna, al culto de la Trinidad dentro de la sociedad eclesiástica. Todo carác– ter es un siglfo de distinción y nobleza. Por él el hombre es seleccionado para la aristocracia espiritual que Dios se ha escogido en este mun– do: todo el que es sellado con el carácter es constituido en raza escogida, sacerdocio regio, nación santa, pueblo de adquisición 27 • Y el ca– rácter, en grndos diversos y cualitativamente distintos, extiende a los cristianos la dignidad mesiánica de Cristo sacerdote-rey-profeta. La impresión de un nuevo carácter en la con– firmación es un testimonio renovado del amor y confianza inquebrantable de Dios hacia el 26. ALEJANDRO DE VILLALMONTE, Teología de/ bautismo (P. B. H., vol. 63), Barcelona 1964, p. 59-64. · 27. Éx 19, 5-6; l Pe 2, 2, 10; Ap 5, 9-10, 1-6. 50

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