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que antes - con solo el bautismo - en cierto modo vive más hacia sí mismo» 15 • En el bau– tismo, dice más adelante, hablando del carác– ter, se le da al bautizado potestad para obrar aquello que pertenece a la propia salvación (a desarrollar la vida espiritual dentro de sí mismo y hacia sí mismo, sin referencia explí– cita ai bien espiritual de otros); pero en la confirmación se le da poder para poner accio– nes que tienen resonancia social, como es - so– bre todo - el defender la fe contra los im– pugnadores (ibid., art. 5). Así pues, como el hombre que pasa de la niñez a la madurez, el bautizado, con la con– firmación, logra la propia responsabilidad, in– terioridad y personalidad. «El sacramento de la confirmación contribuye, por su parte, efi– cazmente al logro de la personalidad viril y a la mayoría de edad de los seglares - de todos los bautizados - dándoles una firmeza y coraje divinos, con que podrán contrarrestar esa actitud de ·ir tirando el carro de la exis– tencia, llenos de desgana, que caracteriza a tantos hombres de nuestro tiempo» 16 • Teniendo en cuenta que cada sacramento 15. «Homo autem, cum ad perfectam aetatem pervcncrit, incipit iam communicare actiones suas ad alios; antea vero quasi singulariter sibi ipsi vivit». Ibid., resp. 16. V. SCHURR, La predicación cristiana en el siglo ··x, Madrid 1956, p, 154. 39
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