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Son abundantes los testimonios de la Es– critura donde aparece expresada la voluntad de Dios de que lleguemos los bautizados al desarrollo completo de la vida sembrada en el bautismo; «cual varones perfectos a la medida de la plenitud de Cristo» (Ef 4, 13). Las ca– racterísticas que hemos encontrado en la vida . natural, cuando es poseída en"su,«madurez», han de ser analógicamente aplicadas a la ma– durez espiritual. Particularmente estas dos ca– racterísticas generales: la interioridad y la ten– dencia a comunicar a otros la plenitud ·de que el hombre adulto se siente saturado. Es ley universal de toda vida: en la medida en que ésta es poseída con más plenitud e interioridad, en esa misma medida tiende también a comu– nicarse a otros. Así sucede en la vida infinita– mente perfecta del Dios Padre-Hijo~Espíritu Santo. Así acontece también en Jesucristo, «lle– no de gracia y de verdad» y de cuya plenitud todos hemos recibido. b) La confirmación, sacramento de la adul– tez cristiana. «En este sacramento de la con– firmación, dice santo Tomás, se da la plenitud del Espíritu Santo para lograr aquella robus– tez espiritual que es propia de la edad madu– ra» H. 14. Summa, m, q. 72, art. 2. resp. 37
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