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vida desarrollada, completa, en la plenitud de su madurez. La idea de considerar la confirmación como sacramento de la' «adultez» cristiana, es par– ticularmente grata a santo Tomás 12 • La teo– logía actual, además de esta expresión, insiste en presentar la confirmación corno el sacra– mento que confiere al bautizado la madurez sacramental de la vida recibida en el. bautismo; el sacramento que marca al cristiano con los rasgos de la virilidad y le lleva al desarrollo de su personalidad espiritual. Retengamos, co– rno efecto fundamental y expresión más pre– cisa, la de «sacramento de la adultez cristiana» aplicada a la confirmación. Los otros son as– pectos y consecuencias de la «edad adulta» a que nos promueve el Espíritu Santo cuando nos confiere su «plenitud» en el sacramento de la confirmación 13 • a) Madurez natural y madurez sobrenatu– ral. Para entender la afirmación de que la con– firmación promueve al bautizado a la edad adulta cristiana, hay que recordar el paralelis– mo que existe elbtre la vida natural y la vida sobrenatural que nos confieren los sacrat. 1entos. 12. Tal es la interpretación -acertada, según creemos- de J. LA• TRAILLE, L'effet de la confirmation e/tez saint Thomas d'Aquin, «Rev Thom» 57 (1957) 5-28; 58 (1958) 214-243. · 13. Sobre este tema, cf. P. FRANSEN, La Confirmación, <<OrbCathol>► 2 (1959) 412-441. 33 Vill-Conf - 3

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