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toles repiten continuamente la afirmación de que la venida del Espíritu Santo es un fenó– meno que afecta a todos los creyentes. En su primer sermón Pedro afirma claramente que el Espíritu se va a derramar sobre todo el nuevo pueblo de Dios, según la profecía de Joel; al .final del sermón dice que es necesario bautizarse en nombre de Jesús, para recibir el perdón de los pecados y para recibir el Es– píritu Santo (Act 2, 38). La recepción del Espíritu es complemento del bautismo y coro– namiento de los dones mesiánicos. Los apóstoles recibieron el Espíritu sin-nin– gún rito sacramental. Pero ellos mismos lo co– munican a los fieles bautizados por medio de un rito sacramental que abarca dos actos fun– damentales: la imposición de las manos y la oración. En efecto, en Act 8, 14-17 se nos narra que buen número de samaritanos había aceptado la fe y recibido el bautismo. Sin embargo, se consideró por Pedro y Juan que estos cristianos aún no habían recibido la plenitud de la vida cristiana, cosa que los apóstoles se apresuran a conferirles por el rito de la imposición de ma– nos. Efecto de este rito es una nueva difusión del Espíritu (ib., 17). Igualmente, en, el cap. 19, se narra cómo a los discípulos de Juan, después 24

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