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La resurrección es el acontecimiento, testi– ficado por Dios, que da todo su sentido a la actividad mesiánica de Cristo, incluso a su mis– ma muerte. Lo que realmente es Jesús y el sentido más hondo, el sentido divino y salví– fico de lo que Él hace, se revela pública y so· lemnemente en la resurrección. Pues bien, la resurrección es el acontecimiento de la vida de Jesús donde el NT subraya más la inter– vención del Espíritu Santo. En san Pablo la resurrección de Jesús es atribuida en forma especial al Espíritu Santo. Es un acto total– mente divino que brota y tiene su iniciativa en el Padre, pero se cumple por la acción más in– mediata del Espíritu. Si Cristo resucita por la fuerza de Dios, esta fuerza es el Espíritu San– to 6 • Esta acción del Espíritu incluye la total transformación del cuerpo de Cristo y de todo su ser en otra forma de existencia, que por ello mismo es una existencia «espiritual pneu– mática». El espíritu vital de Cristo resucitado ya no es la «psique» cargada de debilidad hu– mana, sino el «pneuma» y su poder. Por eso estar en Cristo resucitado es estar y vivir en el Espíritu Santo, según dice san Pablo y hemos de ver más adelante. 6. Véase este tema tratado por DURRWELL, .La resurrección de Jesús, misterio de salvación, 95~123, bajo el epígrafe «La resurrección, efusión del Espíritu Santo». 19

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