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Su nombre propio es el de «Ungido» y con– sagrado por la sobreabundancia del Espíritu del Señor. En la vida entera de Jesús todo se realizó a impulsos del Espíritu del Padre. Su vida in– terior en continuada aspiración hacia el Padre, así como su actividad portentosa a los ojos del pueblo, igualmente la inmensa decisión y fortaleza con que se entrega Jesús a su obra mesiánica - movido de un inmenso amor al Padre y a los hombres-, todo ello aparece en las páginas del NT realizado bajo la fuerza impulsora que Jesús recibe del Espíritu que procede del Padre. Jesucristo no vino al mundo únicamente para realizar su misión personal por mandato del Padre, sino también, y en forma principalísima, para preparar la venida del Espíritu Santo. La vida histórica de Cristo fue un preludio para el advenimiento del Es– ;píritu Santo. Jesús, el ungido por excelencia, es también el profeta del Espíritu Santo. San Lucas, el evangelista del Espíritu Santo, tiene especial interés en resaltar que, ya desde su concepción en el seno virginal de María, Jesús se encuentra bajo el impulso del Espí– ritu y totalmente dominado por su fuerza. El Espíritu Santo vendrá sobre ti, dice el ángel a Maria, y el poder del Altísimo te cubrirá con 16

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