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su ser personal expresa la plenitud sobreabun– dante del ser y dinamismo de la divinidad, tanto en el recinto de la Trinidad, como en las comunicaciones hacia las criaturas. Ya en el AT, cuando se quiere resaltar la plenitud con que actúa en el mundo la fuerza divina, se hace referencia directa al Espíritu del Señor. Con su Espíritu, es decir, en la plenitud de su voluntad, poder y acción, crea Dios todas las cosas 2 • En forma destacada el Espíritu del Señor, su fuerza y su acción des– bordante, se manifiesta en la uncióa de los sacerdotes, de los reyes y de los profetas :i. La perfección de la institución real, sacerdotal y profética se encuentra en el siervo de Yahveh, el Mesías, sobre el cual, por ello mismo, des– ciende la plenitud del Espíritu del Señor (Is 11, 1 s). Al venir el Mesías al mundo, el Es– píritu Santo llena todo su ser y su actividad mesiánica a lo largo de su vida. Y hasta el fin de los siglos el Espíritu es la promesa y el don mesiánico por excelencia. a) El Espíritu [lena a Cristo y su obm me– siánica. El NT nos presenta los momentos cum– bres de la vida y de la obra mesiánica de Jesús 1 lenos de la presencia e influencia del Espíritu. , 2. Gén 1, 2; Job 26, 13; 33, 4; Sab 12, 1; 2 Mac 3,'24; Ez 3, 12. 3. Cf. EUGEN WA' ·E,, Fuentes de santificación, 73-85. 15

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