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ción valorativa, religiosa, vital, es esencial a una ciencia sagrada que quiera ser «completa». Y esta misión de ser guía del apostolado de la Iglesia (en sus variadas formas), es la que - al parecer - no ha cumplido satisfactoria– mente la teología de los últimos tiempos. A hora - en el movimiento kerigmático - esta obligación de la teología, es urgida con apremio e insistencia. * * * El cultivar una orientación kerigmática dentro de la teología católica, lo juzgamos como un quehacer nece– sario y prometedor. La necesidad de la teología kerigmática, creemos queda bien clara a través de lo que hemos dicho a lo largo de nuestro trabajo. I.as promesas de la teología kerigmática se han de cumplir en una doble dirección: a) respecto a la predi– cación sagrada y al apostolado en general; b) respecto de la misma teología científica. Dada la complicación creciente de la vida en nuestra sociedad, los problemas del apostolado son cada día también más complicados y cargados de dificultades. Una seria fundamentación científica del apostolado es necesaria en la Iglesia. Y fundamentación científica del apostolado es simplemente fundamentación teológica o, al menos, es imposible que se logre sin la teología. Las grandes ideas orientadoras del apostolado han de brotar de la teología. Ella ha de ser guía y fuente del aposto– lado, precisamente a través de su función kerigmática. La teología kerigmática permitirá dar sentido y hondu– ra teológica a formas de apostolado y de vida cristiana ya existentes. Ayudará a crear otras nuevas, según las necesidades espirituales de la época actual. En los nue- 94

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