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2. La fuerza del espíritu. Contacto religioso con las verdades reveladas. Aunque se lograse una asimilación intelectual de las verdades dogmáticas, ella sería todavía insuficiente para el teólogo que quiere comunica:: estas verdades al pueblo en el ejercicio del «ministerio de la palabra», bajo cualquiera de sus formas. Se precisa, además, un largo contacto afectivo, cordial, con la verdad revelada: la meditación religiosa, la oración, el esfuerzo sincero por llegar al saboreo y experiencia personal de las verdades teológicas. A toda labor teológica le exige santo Tomás que se termine no sólo en el discens. sed et patiens divina. 36 En forma más fuerte e insistente san Buenaventura ve en este carácter «sapiencial» de la teología la razón formal que: le distingue de toda otra ciencia y de toda otra forma de conocer.ª 1 Igualmente, son manifiestas las hondas conexiones que existen entre la teología y la vida santa. Los teólogos más representativos de la Iglesia ca– tólica han sido los santos doctores o, al menos, hombres de ]Profunda y reconocida piedEd. La teología impulsa de suyo a la vida santa, por una especie de peso y ley misma de las cosas. Normalmente el poder profundizar en las verdades de salvación y lograr exponerlas en forma interesante y personal, apenas es psicológicamen– te posible sino en teólogos de profunda religiosidad y vida interior. 38 Para la teología kerigmática en especial, siempre han 36. Summa Theologica, 1, art. 6, ad 3 m. 37. 1 Sent., Prooem., q. 3; 1, 12-13. 38. Cf. E. W. PLATZECK, O.F.M., L:, mística y el trabajo del teólogo, RevEspir. 3 (1944) 129-153. J. BEUMER, Theologie als religioses Anliegen, MünchTheo!Zschrift. 8 (1957) 295-307. 61
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