BCCCAP00000000000000000000740
fera, su actividad en beneficio de todos los hombres. Mediante una profunda cultura teológica se conservará siempre activa, con horizontes amplios y claros, pre– servada de esos extremos, estrechez de mirada y brotes insalobres de que está continuamente amenazada, en forma especial, la vida espiritual. La teología da a la vida cristiana las posibilidades de expresarse, le ayuda a ver claro sobre sí misma. Ante los problemas nuevos y difíciles le enseñará a distinguir lo esencial de lo acce– sorio, lo eterno de lo transitorio, los medios del :fin. 29 Por consiguiente, no hay que pretender hacer una teología kerigmática que no haya de estar en contacto con la teología científica. Para todos los que en la Igle– sia se dedican al apostolado es indispensable un largo y riguroso aprendizaje de las verdades reveladas; estu– dio, exposición y asimilación científica, técnica escolar de las verdades reveladas: una sólida formación teoló– gica, en una palabra. No son legítimas las reclamacio– nes que a veces se hacen contra la excesiva especula– ción, contra la ciencia teológica y contra sus profesio– nales. Aunque la teología científica, por su parte, no debe moverse en el círculo de una problemática que ya carece de interés vital para los hombres de nuestro tiempo. Ni ha de ser explicada en unas categorías de una cultura y de un pensamiento filosóficos que ya no tienen vigencia para nosotros; o la tienen muy superfi– cial y en ambientes muy reducidos. No debe olvidarse tampoco que el cultivo estricta– mente científico de las verdades de la fe, tiene siempre interés para un grupo reducido de hombres. Pero en cuanto a su verdadera necesidad y eficacia dentro de 29. R. GuARDINI, Vom Geist der Liturgie, Hetder-Bücherei, Friburgo de Brisgovia 1957, pp. 38-40. 51
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz