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resurrección su.pone la muerte: los dos acontecimiento:, forman uno solo. Pero la mue1ie y la resurrección, como puros datos o sucesos enmarcados en el tiempo y en el espacio, no tienen importancia: serían dos sucesos naturales, profanos. Entonces los testigos de los hechos pascuales, no sólo testifican los hechos que tuvieron lugar en tal momento y en tal sitio, sino que revelan en nombre de Dios, su sentido divino: nos descubren que tales hechos tienen un valor salvífico para los hom– bres. Esto nos lo declaran «proclamando» que Dios Padre, al resucitar de entre los muertos al crucificado Jesús, le ha constituido Cristo y Señor en quien única– mente hay salvación. Ampliando la interpretación y «sentido divino» del acontecimiento radical - la muerte y resurrección - los apóstoles descubren en este hecho la exaltación del humillado Siervo de Yahvé, de que hablan las profecías. Ante esta revelación fundamental, toda la economía de salvación desplegada por Dios en el AT les queda descubierta: Jesús es el Cristo, anunciado por las Es– crituras. Igualmente, el hecho de la resurrección fue para los apóstoles la «revelación plena» del misterio de la vida de Jesús, de su misión y de su acción, cuyo contenido sólo muy imperfectamente habían vislumbra– do. Y también el comienzo de toda otra revelación sobre el misterio de Jesús en general. Así pues, en el hecho de la resurrección se les revela a los apóstoles que la muerte de Jesús tiene un sentido divino para salvación de todos los hombres: Dios está en Cristo reconciliando al mundo consigo. Y si lo tuvo la muerte, también lo tuvo todo lo que empezó a hacer y enseñar el señor Jesús en todo el tiempo que entraba 40
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