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primera». 16 Cierto, que el kerigma es una forma espe– cial de proponer el mensaje evangélico, y la doctrina revelada en general; pero no creemos que haya que res– tringirse el kerigma a los no cristianos. Así fue «de hecho» al principio y casi no podía ser de otra manera; pero el kerigma en sí, es una forma de proponer el men– saje revelado que puede y debe reiterarse hasta el fin de los tiempos. Sin detenernos en otras consideraciones más com– plicadas, podemos afirmar ésto basados en la íntima unión del kerigma con el evangelio. El contenido del kerigma es el euangelion. Ahora bien, el «evangelio» está referido constantemente a la realidad humana sin limitación de tiempo, y se manifiesta como una fuerza de Dios siempre presente y operante en el mundo. En otra forma podríamos decir que el kerigma, lo mismo que el «evangelio», tiene por tema fundamental el pre– gonar la resurrección de Cristo. Pero, la resurrección de Cristo no es un hecho puramente histórico, circuns– crito a cierto tiempo y espacio, sino que es el comienzo de la nueva realidad que Dios irá completando hasta el fin del tiempo presente. Finalmente, la misma afirma– ción podría ser confirmada considerando la estrecha unión del kerigma con la palabra de Dios. Toda pala– bra de Dios lleva consigo la presencia de Dios, contie– ne a Dios: es Dios que obra en el mundo e irrumpe siempre de nuevo en él, mientras habla su enviado. Pero resulta que en la actual economía de salvación, toda irrupción de Dios en el mundo tiene su sentido último en cuanto está referida al gran acontecimiento de la historia de la salud: la encarnación, muerte y re- 16. RÉTrF, art., cit., p. 915; y en el mismo sentido p. 910. 27

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