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l. PROBLEMA E INTENTOS DE SOLUCIÓN En la época actual los teólogos oyen, cada día con más insistencia, los reproches que se les dirigen por parte de los seglares cultos interesados en problemas religiosos y, sobre todo, por parte de los sacerdotes ocupados en el cuidado de las almas: La teología nos habla con demasiada frecuencia de un Dios lejano, de problemas y misterios impenetrables y, según parece, ajenos a nosotros. Incluso las verdades más íntimas y consoladoras, cuando son explicadas por teólogos pro– fesionales, se ofrecen en fórmulas tan abstractas, tan rígidas y tan químicamente depuradas, que cobran el aire de las realidades extrañas a nosotros, a las ne– cesidades e inquietudes más apremiantes de la vida re– ligiosa y espiritual de los cristianos: de cada cristiano en particular y de la comunidad cristiana en general. Prescindiendo de detalles y de casos particulares, debemos ver en estas reclamaciones que se hacen a los teólogos una manifestación de que la vida religiosa de la Iglesia - de los sacerdotes y seglares que exigen - está en ascenso. Hay en todo ello un anhelo recóndito de llegar a poner la vida religiosa y apostólica de la Iglesia en comunicación directa con las verdades más hondas y fecundas que estudia la teología. Y esta ape– tencia es un signo inequívoco de buena salud espiritual. Por otra parte, el llamado movimiento kerigmático - en sus mejores representantes - no quiere dejar a un lado la teología científica, sino precisamente tenerla más cer– cana y buscarla como orientadora del apostolado y de la vida cristiana en todas sus manifestaciones. 10

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