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ricos queda descartada en una meditación serena so– bre los textos evangélicos. Pero hay otra deformación más irreverente aún y tiene lugar cuando se retuercen tanto los textos que el mensaje de la pobreza queda falsificado. Las célebres maldiciones y amenazas con– tra los ricos nos llevan a la ratificación de que para ser pobres de espíritu hay que empezar por ser po– bres. Se dice, además, y de un modo expreso y va– tiente que es más difícil que un rico entre en el reino de los cielos que un camello por el hondón de una aguja. Y por si no fueran suficientemente claras las pa– labras, contamos con el testimonio explícito del Maes– tro que siendo rico se hizo pobre, que escogió sus dis– cípulos y apóstoles entre los pobres, que eligió a los humildes y sin relieve de este mundo para confundir a los fuertes, que llenó de sus dones a los humildes y a !os ricos los despidió sin nada. Y no valen las evasi– vas ni las interpretaciones caprictíosas. ¿No os pare– ce irreverente y frívolo el recurso al "quería decir Cristo" cuando lo que quería decir lo dijo tan claro El mismo? Desde esta perspectiva evangélica, toda selección religiosa que se funde en la "riqueza espiritual": dine– ro, influencias, poder con las consecuencias normales de confort, aburguesamiento y potencial económico o social choca violentamente con las enseñanzas y con '.a conducta del Maestro. 2: PARADOJA: FELICIDAD EN MANSEDUMBRE Es la rehabilitación de las virtudes consideradas como de "tono menor", tan olvidadas y desplazadas en nuestro mundo. Están en el candelero los valores 78

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