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yor parte de las veces la prueba viene inmediatamen– te de los hombres que se convierten en instrumentos terroríficos del mal. Otras veces es el enemigo infer– nal que recluta hábilmente sus colaboradores para lu– char contra los justos. Hay horas en que el demonio anda suelto, horas terribles calificadas por Cristo co– mo la "hora del mal y del poder de las tinieblas". No se divisa una luz. Los hombres se ensañan contra el justo y el mismo Dios parece ausente. Es la situación límite, el no va más de la poda, que hace exclamar a Cristo: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has aban– donado?" El "muestrario" de las podas es escalofriante y se puede sintentizar en varios capítulos. 1. Dolor físico en todas sus formas: -hambre y sed, cansancio, --malestar, -pobreza, -enfermedad, -mutilaciones, -insomnio, -guerras, -muerte. 2. Dolor moral, más intenso y más variado aún: -angustia vital, fracasos, -infidelidad en la amistad, -lucha por la vida, -resentímiento, -egoísmo, -ambición, -crítica destructiva, -tendencias del "hombre carnal", -descrédito, 67
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