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DE LA PODA Y DE LA SOLIDARIDAD La alegoría de la Vid y los sarmientos (Juan, cap. 15) está llena de enseñanzas y sugerencias espi ritua– les. En ella aprendemos a ser humildes, agradecidos y confiados. En ella descubrimos el sentido del dolor, de la solidaridad y de la gracia. Con un realismo impre– sionante nos dice Jesús que -no podemos nada -no somos nadie- si no es- tamos unidos a El; -la poda es necesaria para dar más y mejor fruto; -la inserción en El es necesaria para tener vida; -la eficacia apostólica está en función de la unión con Cristo y es un resultado de la misma; estamos condicionados unos a otros y todos a Cristo. l. NO SOMOS NADIE La frase es un poco vulgar pero sumamente expre– siva. No podemos nada, no somos nada sin Cristo. De sobra sabe el campesino que el sarmiento que no es– tá unido a la vid no puede dar fruto y que se echa al fuego porque no sirve para nada. Se trata de una in– capacidad hasta física que, en el campo de la gracia, anula toda capacidad de hacer nada que merezca la pena. El hombre, dejado a sus solas fuerzas, es un in– capacitado a perpetuidad en orden a realizar actos sobrenaturales. Esta incapacidad es radical y afecta no sólo a la acción sino al mismo pensamiento. No so- 64

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