BCCCAP00000000000000000000739
y se margina a los que no lo son; se sienta a la mesa a los que pueden responder a su vez invitando. Es un mundo acotado. La sospecha de que este amor pue– da ser válido para un cristiano carece de base. Habrá que repetirlo nuevamente porque afecta al manda– miento "nuevo", decisivo para ser cristiano: la razón de ser del amor cristiano no es e hombre, sino Cristo. Se ha dicho que el cristiano es imagen de Cristo. Es un punto de partida excelente para meter por los ojos el sentido y el alcance del amor al prójimo. El cristiano no adora una determinada imagen de Cris– to por su valor material sino porque Cristo -repre– sentado en la imagen- es adorable. Quien rindiera un tributo especial a una imagen por ser de un material precioso o por ser una obra de arte sería un idólatra: el oro, la plata,· 1a maestría artística no son adorables. Lo mismo sucede con la imagen ,1iva de Cristo que es el hombre: sólo puede ser amado en cuanto que es imagen de Cristo. Y sólo en este sentido consigue el cristiano el reino de los cielos 21 proyectarse amoro– samente hacia el prójimo siendo caritativo. La afirmación de Cristo causa una profunda extra– ñeza tanto en los bienaventurados como en los mal– ditos= "tuve hambre y me disteis de comer, o no me disteis de comer... ". Resulta extraño pero no cabe duda de que es así, ya que lo dice el mismo Cristo: lo que hicisteis "con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis", o conmigo no lo hi– cisteis. No dice Cristo que es "algo así como si" se hubiera hecho con El" o que lo aprecia "como si" se le hubiera hecho a El. Hay una misteriosa identifica– ción entre "mis hermanos más pequeños" y Cristo. De modo que podemos glosarlo de este modo: 61
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz